Cómo hacer un proyecto arquitectónico siendo amigo del cliente

Adoro a Paco y a Joaqui.
Fueron los primeros clientes de AMV Arquitectura vía internet, y por eso les tengo tanto cariño. Bueno, por eso y por muchas más cosas. Confiaron en nosotros (en mi y en mi hermano Andrés)… ¡por simpáticos!

¿Y por qué no? Un arquitecto tiene que reunirse con su cliente cada dos por tres, para hablar de su intimidad, de sus necesidades… y de sus desdichas. Y encima, casi siempre en fin de semana (cuando puede). Ha sido un conocimiento a fuego lento.

Comenzamos diseñando su vivienda en la huerta. Vivienda que todavía no se ha podido construir, por desgracia. Su ideación fue el comienzo de
una linda amistad.

Paco y Joaqui es un matrimonio enamorado, que no empalagoso. Se dedican a la hostelería y disfrutan de ello, del trato con los clientes y de la experimentación en cada plato. Trabajan con materias primas de calidad y basan su trayectoria en recetas tradicionales, sumadas a experiencias laborales en otras zonas de España. Paco es docente. Enseña cómo hacer que «las tapas tengan corazón». Porque el lo tiene. Y Joaqui también.

Son gente sencilla, que no simple. En el mismo sentido (quiero creer) en el que yo soy sencilla: transparente y honesta. Hay honestidad en los platos que elaboran, en el servicio, en el trato con los demás. Han conseguido tener un local de referencia, pero quieren llegar a más público. Están acostumbrados a caminar en la cuerda floja, a trabajar con ahínco sin saber a ciencia cierta cuanto ganarán cada mes. Y no les preocupa reinventarse, ya lo han hecho más de una vez.
Tienen valor para tirarse a la piscina. Eso sí, con gente en la que confían. Y a la que tratan como si fueran de su familia.

Conociéndolos resulta sencillo llegar a comprender su filosofía ¿Para qué resulta importante esto? Un buen proyecto ha de tener en cuenta el carácter y los valores de los clientes que lo vivirán. Ha de hacerlos felices. Y por eso resulta fundamental comprender su manera de pensar y de vivir la vida.

  • Sencillez. Líbrennos de grandes ostentaciones. Eso no significa, ni mucho menos, que no les guste disfrutar de lo bueno. Y tampoco que se carezca de buen gusto. El ornamento es delito, pero hay grados.
  • Importa el fondo y no tanto la forma. El contenido más que el continente. Su casa, su hotel, su marca. Todo ha de transmitir eso. Su carácter y cómo se dan en cada plato.
  • Por lo tanto, el material es importante. Materia prima de calidad. Noble, con durabilidad.
  • Estética. La cocina es un arte. Un plato bien presentado es una pequeña escultura.
Y por todo ello, nos planteamos una serie de proyectos de calidad, con textura y materialidad. Proyectos cálidos, que transmitiesen buenas vibraciones, sin dejar de ser contemporáneos. Obras con cierto carácter escultórico, que no barroco. Prácticos en distribución y concepción pero a la vez profusos en detalles.
Vivienda «Pagoda»
 
Paco la apodó así. Está situada en una parcela en la huerta. Rodeada por patios de pequeña escala que le confieren un paisaje propio y protegido. Con paredes de mampostería para conectarla con el entorno, la tierra y el monte. Con voladizos importantes, estables e inestables, sorprendentes, con fuerza. Generadores de sombra. Que hacen de la vivienda un juego, una escultura, para que ellos la disfruten. Una vivienda mediterránea en la huerta. Porque su espíritu es así, reservado pero extrovertido, contemporáneo pero duradero, abierto a nuevas expectativas conservando sus raíces tradicionales. Así son Paco y Joaqui y así es la Casa Pagoda.
Próximamente seguiremos con nuestros proyectos transversales con Paco y Joaqui.

Deja un comentario